Cómo decorar tu segunda residencia
Son pequeños paraísos que nos permiten descansar y olvidarnos de la rutina. Pero muchas veces pasamos por alto que son también nuestros hogares. Decorar una segunda residencia es algo menos exigente que hacerlo en esa otra vivienda en la que residimos habitualmente, pero no por ello hay que dejarlo en un segundo plano.
Son pequeños paraísos que nos permiten descansar y olvidarnos de la rutina. Pero muchas veces pasamos por alto que son también nuestros hogares. Decorar una segunda residencia es algo menos exigente que hacerlo en esa otra vivienda en la que residimos habitualmente, pero no por ello hay que dejarlo en un segundo plano.
Consejos para decorar tu segunda residencia
El mayor error que cometemos al decorar nuestra segunda residencia es, precisamente, reutilizar mobiliario y accesorios que hemos cambiado en casa o nos han regalado. La idea no está mal, pero con sentido. Convertir la segunda residencia en una especie de cajón de sastre hará que resulte poco acogedora. ¿Necesitas ideas para vestir la tuya? Aquí tienes consejos que te ayudarán. Si necesitas ayuda con la decoración puedes investigar sobre cuánto cobra un interiorista y plantearte contar con su ayuda.
Apuesta por los colores claros
Son colores que potencian la luz natural y aportan amplitud visual. Tonos como ocres o beiges, además, transmiten calidez y combinan bien con cualquier estilo y con casi todo el abanico cromático. Son perfectos, por tanto, para decorar tu segunda residencia.
Si te parecen sosos, combínalos con toques más intensos que encajen bien con el estilo que quieres dar la vivienda y con el entorno en el que se encuentra. Ejemplos: ese añil tan típico de la decoración mediterránea o los grises y terracotas de las casas de montaña.
Busca la amplitud de espacios
Si lo que quieres es relajarte en tu segunda residencia, apuesta por una decoración sencilla. Un exceso de mobiliario o de objetos decorativos puede resultar agobiante y no te ayudará a mantener ese orden que transmite calma. El consejo es que elijas pocas piezas, las estrictamente necesarias, pero que muestren tus gustos y tu personalidad.
Si de mobiliario hablamos, un buen aliado son los muebles multifuncionales. Un sofá cama, una mesa de centro convertible en otra de comedor o canapés en los dormitorios son muy prácticos para cuando hay invitados o cuando se necesita espacio de almacenamiento.
Los detalles también importan
A la hora de decorar tu segunda residencia, no olvides esos detalles a veces pequeños, pero que aportan ese toque de personalidad que harán que la sientas realmente tuya. Un objeto que te guste especialmente y sirva de foco de atracción, una pieza vintage de la que te enamoraste a primera vista o un recuerdo traído de algún viaje le darán esa nota de autenticidad a la decoración.
No olvides tampoco esas texturas que aportan alegría y dinamismo y que son el complemento perfecto para esa decoración sencilla, pero con alma. Alfombras de lana, tapicerías de lino, cabeceros de macramé, cestos de mimbre o piezas de barro artesanales son algunas ideas que puedes copiar.
Abre la vivienda al exterior
Si tu segunda residencia tiene terraza o jardín, conecta interior y exterior, ganarás en amplitud. Para conseguirlo, combina o unifica la decoración de ambos espacios y elimina todo aquello que rompa la continuidad visual. ¿No puedes prescindir de cortinas? En ese caso, cuanto más ligeras, mejor. ¿Los suelos son diferentes? Disimúlalo con alfombras.
Y ya que hablamos de espacios exteriores, opta por mobiliario cómodo y resistente. Y no te olvides de esos detalles decorativos que hemos mencionado, también son perfectos para la terraza o el porche.
Sé coherente con el entorno
El hecho de dar un toque personal a la decoración de tu segunda residencia no está reñido con el hecho de que esta se integre en el entorno. Procura que los colores y los materiales encajen bien con el lugar en el que se encuentra la vivienda, más frescos y alegres en entornos de costa y algo más cálidos para casas en la montaña.
Estos consejos te ayudarán a elegir la mejor decoración para tu segunda residencia, esa que hará que te sientas bien y te olvides de la rutina nada más abrir la puerta. Recuerda que no es cuestión de invertir mucho en ello, sino de elegir bien.