Septiembre, el mes perfecto para realizar la mudanza
Enfrentarse a una mudanza siempre provoca algo de miedo y a veces hasta da la impresión de que no hay un momento ideal para hacerlo. Pero no es así, lo hay y lo marca el final del verano. Razones para ello hay bastantes, y no precisamente la de emplear las vacaciones para empaquetar la casa, aunque no sea mala idea dedicar algo de tiempo a la tarea. Si aún tienes dudas de por qué septiembre es perfecto para hacer la mudanza, toma nota. Te vamos a dar algunas poderosas razones para no demorar más la decisión.
Enfrentarse a una mudanza siempre provoca algo de miedo y a veces hasta da la impresión de que no hay un momento ideal para hacerlo. Pero no es así, lo hay y lo marca el final del verano. Razones para ello hay bastantes, y no precisamente la de emplear las vacaciones para empaquetar la casa, aunque no sea mala idea dedicar algo de tiempo a la tarea. Si aún tienes dudas de por qué septiembre es perfecto para hacer la mudanza, toma nota. Te vamos a dar algunas poderosas razones para no demorar más la decisión.
Mayor disponibilidad de fechas
Es un hecho, los meses de primavera y verano son los preferidos para hacer la mudanza. Más horas de luz, mejor tiempo y la posibilidad de incorporarse a la rutina a la vuelta de vacaciones ya en el nuevo hogar. Pero hay un pequeño inconveniente: la disponibilidad de las empresas del sector es menor. Salvo que se haya reservado fecha con mucha antelación, es posible que haya que renunciar al momento planeado y retrasarlo un poco, con el trastorno que eso puede suponer.
En septiembre la demanda de este tipo de servicios disminuye sensiblemente, así que es mucho más fácil elegir fecha para la mudanza y no tener problemas para reservarla. Y todo ello con algunas ventajas añadidas: el calor es menos sofocante y sigue habiendo muchas horas de luz para poder aprovechar los días.
Ofertas y precios especiales
En temporada alta, evidentemente, las empresas de mudanzas no suelen ofrecer precios más ajustados porque no faltan clientes. Pero cuando la demanda de este tipo de servicios se modera y la competencia se incrementa, es fácil que intenten atraer clientes con pequeñas rebajas.
Tal vez esas ofertas no sean muy significativas, pero cualquier ahorro en plena cuesta de septiembre seguro que es bien recibido. Por ello, el consejo es dedicar algo de tiempo a pedir varios presupuestos y comparar cuánto cuesta una mudanza.
Momento perfecto para pensar en la nueva decoración
La mudanza es un momento inmejorable para deshacerse de muebles y objetos decorativos pasados de moda, que no encajan en el nuevo hogar o que han dejado de gustarnos. Mientras, septiembre es un mes fantástico para algo más que soñar con la decoración de la casa que vamos a estrenar.
Es después de las vacaciones cuando los comercios empiezan a sacar al mercado las nuevas colecciones, siguiendo las tendencias decorativas más actuales. Así que no hay mejor mes para pensar en ese nuevo estilo que queremos dar a la casa y ponerse manos a la obra.
Menos estrés
Aunque la vuelta a la rutina es dura, también lo hacemos con las pilas cargadas y la mente más relajada. Significa que el estrés que siempre genera una mudanza se llevará con algo más de optimismo. Además, hemos tenido las vacaciones para hacernos a la idea, de manera que los niveles de ansiedad siempre serán algo menores.
Precisamente, es buena idea aprovechar algún día de las vacaciones para comenzar a preparar la mudanza: pedir presupuestos, empaquetar algunos enseres que no se vayan a necesitar, limpiar la nueva casa o contratar los suministros básicos. Evitar que todo ello se junte en un par de días siempre hará la mudanza más llevadera, pero en la vorágine del día a día no siempre es fácil conseguirlo.
Un consejo: confía en profesionales
Aunque septiembre sea un buen mes para embarcarse en esa aventura que es una mudanza, el consejo es no hacerlo sin ayuda. Confiar en una empresa especializada en este tipo de servicios puede ahorrar tiempo, trabajo y muchos quebraderos de cabeza.
Los profesionales pueden encargarse de todo, desde embalar todos los enseres hasta desmontar muebles para transportarlos a la nueva casa y colocarlos en el lugar adecuado. Y todo ello en cuestión de horas y con total seguridad.