Muebles metálicos: el estilo industrial de moda
Grandes aparadores de metal de inspiración industrial, armarios metálicos para cualquier habitación (incluso la de los niños), mesas de centro y de comedor que combinan hierro y madera, alacenas de metal y puertas acristaladas, estanterías, lámparas… Son muebles y complementos metálicos que parecen rescatados de una fábrica abandonada pero que aportan estilo y muchísimo carácter a los espacios. Y no solo encajan en casas de look urbano-industrial. La gracia de estas piezas es que pueden combinar con infinitos estilos decorativos y que duran eternamente por su resistencia y porque se han convertido en piezas verdaderamente atemporales.
Grandes aparadores de metal de inspiración industrial, armarios metálicos para cualquier habitación (incluso la de los niños), mesas de centro y de comedor que combinan hierro y madera, alacenas de metal y puertas acristaladas, estanterías, lámparas… Son muebles y complementos metálicos que parecen rescatados de una fábrica abandonada pero que aportan estilo y muchísimo carácter a los espacios. Y no solo encajan en casas de look urbano-industrial. La gracia de estas piezas es que pueden combinar con infinitos estilos decorativos y que duran eternamente por su resistencia y porque se han convertido en piezas verdaderamente atemporales.
Una historia americana
¿Cuándo llegó el look industrial a nuestras casas? Llegó de la mano de las viviendas tipo loft que empezaron a proliferar en Nueva York a medidados del siglo XX con aquellos grandes ventanales a cuarterones de perfiles de hierro negro y con sus muros de ladrillo visto. Eran antiguas fábricas o almacenes que habían cerrado y se transformaban en las casas más cool y modernas del momento. Espacios diáfanos, con muchísima luz, que pedían decorarse con armarios y piezas metálicas oscuras y muy personales.
Resistentes, duraderos y muy combinables
Lo son, sin duda, pero, además, estos muebles tienen una ventaja: que el estilo industrial aporta a las piezas un acabado rudo, muy poco pulido, que disimula cualquier desperfecto muchísimo mejor que en muebles de acabado liso, mate o lacado, lo que los hace tremendamente prácticos. Eso sí, no por ser tan prácticos, debemos llenar con ellos nuestra casa. Para nada. En el caso de los muebles metálicos, se cumple aquel mantra de Mies van der Rohe que reza “menos es más” y es que una sola pieza metálica en un salón, por ejemplo, es suficiente para darle carácter. ¿Por qué? Porque son muebles con muchísima presencia y dominan el espacio por pequeños que sean.
Un mueble de metal para cada estilo
- Si tu casa es clásica, ¡claro que también puedes decorarla con muebles de metal! Los mejores materiales para ti serán el latón o muebles de metal que viren a oro envejecido o a bronce.
- Si tu casa es rústica, los muebles metálicos de zinc, por ejemplo, mezclados o no con madera, serán perfectos para ti.
- Si tu casa es moderna y de cierto aire industrial, busca metálicos en negro. Envejecidos o no. Quedarán perfectos.
- Si tu casa es de estilo actual y líneas suaves, busca también muebles metálicos combinados con madera y que esta sea lavada, lo más serena posible.
- Si tu casa tiene estilo nórdico, encontrarás muebles metálicos en blanco. Armónicos, luminosos y capaces de dar un toque industrial suave a tu casa.
- Si tu casa es retro, hay muebles metálicos en colores diversos: desde azules a verdes, pasando por amarillos y rojos. Ideales para dar un toque divertido al espacio.
¿Cómo los limpiamos?
Tienen un mantenimiento muy sencillo, pero merece la pena tener en cuenta estos seis tips para conservarlos perfectos el máximo tiempo posible.
- No los coloques bajo la incidencia directa del sol porque se come su color.
- En principio, tampoco los saques al exterior. Aunque si es bajo un tejado y quedan protegidos de las inclemencias del tiempo y del sol directo, también te lo puedes plantear.
- Aléjalos de fuentes de calor potentes como un radiador, una estufa o una chimenea, o puede ser peligroso acercarse a ellos, a parte que su recubrimiento (pintura o barnices) se vería afectado.
- Quítales el polvo con un paño ligeramente humedecido (mejor si es una bayeta de microfibra para que no deje hilos de tejido enganchados en la superficie).
- Si hay manchas difíciles, frota con un paño mojado en agua y jabón neutro, y sobre todo evita estropajos o esponjas abrasivas. Y luego, seca bien para evitar que se formen manchas de cal.
- Y por supuesto, procura que no caigan manchas de alimentos ácidos como el vinagre o el zumo de limón, que dañarían la pintura y la superficie de tus muebles metálicos.